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28.3.07

"Paren el mundo, que yo me bajo"

Cuarenta y cinco personas mueren en Irak al explotar varios camiones llenos de explosivos, eran mayoritariamente chiies. Uno de los vehículos era de los que se utiliza para transportar trigo, por lo que la se agolpó entorno a él... como represalia, otras 60 personas son asesinadas a tiros, en este caso sunies. Y te dan ganas de pedir un tiempo muerto indefinido, una pausa para llorar o para no seguir sabiendo, para que no sigan pasando las horas como si nada; las muertes como palabras.
Para que no te sepa bien la tostada.
Mientras, en España, los gallegos piden a la Real Academia de la Lengua (ya sabéis, la que "Limpia, pule y da esplendor") que elimine la acepción peyorativa del vocablo "gallego" del diccionario, porque recoge que en ciertos países latinoamericanos se usa como insulto.
¿Será cierto eso de que existen realidades paralelas que sólo a veces se mezclan? Ahora comprendo las teorías de mi madre sobre las distintas dimensiones, sólo así puede tener algún sentido todo esto.

27.3.07

Crisis vocacional

El domingo me levanté como si me hubieran dado una paliza (eso os lo explico más tarde), pero eso no me impidió cortar y coser hasta fabricar un vestidito que ponerme.
Para el lunes, sin embargo, en lugar de la aguja y el hilo me esperaban los pinceles y el acrílico con los que acabar el cuadro que tenía empezado.
Hoy martes, me ha dado más por las palabras y ando a medio escribir y medio leer.
¿Por qué coño me decidí por el periodismo?
¿Es tarde para dedicarme a otra cosa? No soy muy exigente, me basta con que sea un trabajo creativo... tal vez algo de peluquería, no sé.

14.3.07

Una historia ridícula

Qué tendríamos, ¿nueve o diez años?, ni sé, quizá hasta menos. En esta historia hay dos personajes: unos soy yo y al otro lo llamaremos J, para conservar su intimidad y esas cosas.
J y yo estábamos solas en su casa, un pequeño apartamento del Albayzín bajo con tres dormitorios, un baño y una cocina con una terracita desde la que se veía la Alhambra, creo que pagaban 24.000 de las pesetas de entonces (parezco una abuela hablando de perras gordas? pinche euro, nos ha envejecido), pero eso no viene al caso.
El caso, de hecho, es que a mí me entraron ganas de cagar y, no lo voy a negar, soy tranquila en esas cosas, me gusta tomarme mi tiempo. El problema surgió cuando a J le dio un apretón como que incontenible y no había más baños en el piso, así que cogió una bolsa de plástico y, eso sí, en lo que viene siendo la sala destinada para ello (en la que me encontraba yo), se agacha y deja a su cuerpo hacer.
Después de reírnos lo nuestro surgió el segundo problema: ¿qué coño hacemos con esto? Porque J temía la reacción de su madre ante tal guarrada. Así que rellenamos bien lo que quedaba de bolsa con papel higiénico y metimos esa bolsa en otra y en otra hasta uqe quedó casi una pelota compacta.
¿Y ahora? "Vamos a tirarla por la terraza", me dice J (o le digo yo, no sé a quién se le ocurrió la idea). Allí vamos y, sin mirar, la lanzamos. Claro que, nuestra curiosidad fue más fuerte y no pudimos evitar asomarnos para ver dónde había caído. Ahí sí que fui yo.
Y pude ver y ser vista. El barrendero, un hombre moreno con el pelo rizao y gafas de sol, miraba hacia arriba y se cagaba en tos nuestro muertos más una serie de amenazas que mi mente ha borrado por miedo (jaja).
Dios! J me aseguró que ella conocía a ese hombre y que él sabía dónde vivía, bla, bla. Total que, acojonadas, decidimos cerrar todas las ventanas y no movernos para que pareciera que no había nadie en casa... pero como no era suficiente, fuera a ser que entrara forzando la puerta, nos escondimos debajo de la cama y nos echamos el edredón por encima.
Estuvimos así un tiempo indefinido que a mí se me hizo eterno. Escuchando al barrendero en todas partes. Hasta que la puerta de la casa se abrió y llegó su padre para enconrtarnos en tremenda pose. Claro, ¿y cómo le explicábamos lo que había pasado?
Lo peor es que a día de hoy todavía me acuerdo de ese barrendero, que ya no sé si se ha convertido en una pesadilla o en mi hombre ideal, con lo que me gusta un pelo moreno y rizado, de esos que no tiene ni uno solo de los tíos con los que retozo...

13.3.07

Nieve de marzo (cuento a completar)

Ella sólo quería despertarse el día de su cumpleaños y que estuviera todo nevado...Sólo quería eso. Pero marzo no es un mes de nieve para las tierras del sur y cada nuevo nueve sentía una extraña decepción al mirar por la ventana y ver el sol.
Digamos que alguien supo de su deseo y que hubo cierto enfado de por medio. Pongamos que ese alguien le dejó un vasito de nieves lejanas al lado de la cama justo antes de despertar, que cuando ella abrió los ojos no era más que agua. La bebió sin vacilar. ¿No hacía demasiado calor para estar en marzo?En ese instante un frío intenso acarició su estómago y de ahí se extendió al resto de su cuerpo.
"¿Dónde está el Sol?, me siento helada"

Formó parte del regalo a Cayetana( http://nuevedemarzo.livejournal.com/ ), y sigue buscando un final... ayudadme!!

5.3.07

A veces me gustaría vivir en una ciudad costera

A veces echo de menos vivir frente al mar, aunque nunca lo haya hecho, para sentarme a mirarlo en momentos como este, quietos y demasiado huecos. Esa masa de agua me asusta, me impone y me encanta. Porque una de las mejores sensaciones que existe es la de zambullirse en al agua de golpe y notar el frío en cada centímetro de tu piel.
Y en invierno darse cuenta de que el agua puede ser color gris espejo y la arena tan fría como el acero, aunque más blandita.
El mar encierra y libera, como nuestro cerebro; con sus partes inexploradas (la mayoría) y monstruos que nos atormentan más por lo que imaginamos que por lo que realmente son.
Yo nunca me adentro en sus profundidades, tampoco en las de mi mente, no me fío, pero me gusta sentarme frente a su murmullo y sacarle miles de parecidos, como si cualquier cosa se pudiera parecer a él de algún modo, o él a cualquier cosa.