Secciones

25.10.07

Historias del Valles

La Floresta es un lugar peculiar, sí señor. Un sitio en el que se mezclan los adinerados propietarios de espléndidas casas en el monte a cinco minutos de la siempre cosmopolita Barcelona con jipis, punkies, altermundistas y perroflautas de toda índole, integrantes de movimientos de ocupación que se han hecho con más de un edificio vacío de por aquí. El resultado es curioso y bastante plácido. Sólo hay que visualizar un típico pueblo del campo catalán, con su frío y su olor a leña; calles de piedra en cuesta y tranquilidad... todo esto pega con viejos en manadas y algún que otro jovenzuelo reunido con los de su especie en el parque, la plaza o ambos sitios. Pero están ellos, con sus rastas y sus jerséys de lana gorda, botas de montaña (o no), niños alternativos y perros con poco glamour y mucha simpatía.
Me bejo del tren, tras mi visita diaria a la residencia de mi abuela y encuentro a un marroquí hablando con uno de los seguratas de los ferrocarriles de la Generalitat. Se nota que se conocían de antes. El sujeto le cuenta al del uniforme que vienen de buscar al agresor del tren (todos sabéis a quién me refiero, imposible no saberlo), que vienen de Santa Coloma, de donde han dicho en tv que es el desgraciado.
-Sí, pues ya podéis daros prisa en encontrarlo, porque se va pa el talego- le contesta el de seguridad.
-Si,- dice el morillo- se va pa el talego, menos mal. Pero queremos darle una torta en la cara antes de que lo metan.
Yo seguía andando y me perdí el final de la conversación para meterme en otra. Eran otros tantos, se ve que del mismo grupo, en este caso simples punkis, como los de cualquier plaza. Uno le iba contando a otro, al que acababa de encontrar, que venían de Santa Coloma de buscar "al del tren".
Sí, eran un grupo organizado para linchar al imbécil.
¿Qué es todo esto? En serio, como periodista, hay cosas que me asustan y una de ellas es terminar formando parte de circos como el que se ha montado en los últimos días en torno a las imágenes de la menor ecuatoriana agredida en un tren de los ferrocarriles de la Generalitat.
La primera vez que vi el vídeo en el telediario me quedé casi sin respiración. Es impactante y, desde luego, llega mucho más que cualquier nota escrita al respecto... pero, después de verlo otras diez veces (y eso sin el menos esfuerzo), las imágenes han ido adquiriendo el tono irreal de lo que aparece en la tele, como algo lejano, artificial, no sé.
De todas formas, a mi entender, eso no es lo peor del asunto, ni mucho menos. Hay dos cuestiones básicas:
-Una es el hecho de que se hayan difundido en tv unas imágenes grabadas por cámaras de seguridad de un tren sin ocultar los rostros de las personas que salían en él (a excepción de la chica por ser menor). Esas imágenes fueron recogidas para proteger, nunca para ser difundidas. EL agresor estaba más que identificado por la policía, con lo cual no era necesario enseñar su rostro a toda españa, por muy hijoputa que sea; y menos aún, el del tercero en discordia, el testigo que apenas se atreve a respirar ante la agresión.
-El otro es el la manera en la que los medios de comunicación han asumido el protagonismo en el asunto estableciendo un juicio paralelo al legal en el que han puesto un micrófono en la boca del joven violento para que se explicara.
Como resultado, los implicados ya no son personas sino personajes, cuando lo que pasó no tiene nada de televisivo. Ella es la víctima, siempre lo fue, pero ahora tiene a un enjambre de cámaras y micrófonos que la persigue mientras en su casa, me imagino, el teléfono nunca deja de sonar. No creo que a nadie le haga gracia ser el centro de atención en estas circunstancias, menos si añadimos a todo lo anterior el hecho de que la chica no deja de ser una inmigrante que se ha tenido que enfrentar a una actitud violenta y racista, que, por desgracia, no es un caso aislado en nuestro país. Jóvenes como el famoso Sergi pasean por cualquier calle y todos lo sabemos. Son descerebrados, es cierto, e, igual que mi grupete extraño de la estación de tren había ido en busca del agresor para tomarse la justicia por su mano, los imbéciles del otro extremo pueden reaccionar de la misma manera o peor.
El papel de los medios de comunicación en este asunto debería haberse limitado a dar la información y, ok, usar las imágenes como forma de convulsión. Pero el resto es responsabilidad del la justicia y será el sistema judicial quien deba resolverlo mediante los cauces establecidos.
Ni el joven argentino testigo tiene que soportar que salga su cara en el tv cada hora (y que sus conocidos opinen bien o mal sobre su actuación); ni el cabrón de 21 años tiene que, a pesar de todo, tiene por qué enfrentarse a ninguna brigada vecinal...
Hubiera bastado con informar del proceso.

24.10.07

Per això m'as fet llevar aviat?

Eran los años de la Guerra Civil y Amor cogía cada mañana el tren de Valldoreix a Barcelona para ir a trabajar. A pesar de las bombas y de la muerte de su novio del que decidió no volver a hablar.
Cada mañana subía en el mismo vagón donde un grupo de personas mayores que ella ya la conocían y le guardaban un sitio en el que sentarse. Era menuda y bonita, con aspecto frágil aunque no débil y llevaba desde los doce años como ayudante de aquella costurera del centro de la ciudad.
Pero aquella mañana en el grupo de personas mayores apareció una cara nueva. Se llamaba Lluìs y era el hermano menor de uno de ellos, cartógrafo del bando republicano aunque pintor de profesión.
Les presentaron.
-Per aixó m'as fet llevar aviat? (¿Para esto me has hecho levantarme temprano?)- comentó el nuevo a su hermano.
Lo que molestó y con razón a la joven Amor que entendió en el momento la situación: Ángel había hablado a su hermano menor, Lluìs, de la jovencita que veía todos los días en el tren y quiso presentársela, pero al artista no le pareció lo suficientemente bonita... o eso quiso aparentar.
Porque empezó a presentarse a la salida del trabajo de ella y a pasar los ratos libres que tuviera en el frente con Amor.
De ahí, el roce surgió enseguida, como me cuenta mi abuela, que asegura que aún no le ha perdonado, a pesar de lo pasado, aquella frase.

*Si algún catalán ve esto, espero que me perdone las faltas de ortografía que seguramente tendré, aunque sólo haya escrito una frase... es que no lo he estudiado!!

17.10.07

cuando el mar se marcha (parajes para pararse)

Hace tiempo que no escribo y es curioso, porque es lo que más hago últimamente (aunque no el blog). Ando en una época de limbo, en medio de muchas cosas pero sin decidirme a entrar en ninguna. Tengo que trabajar y ganar dinero, pero no quiero trabajar porque limita mis tiempos.
Quiero viajar y lo que hago es leer. Busco destinos, escribo sobre los pasados, imagino los futuros...
Hoy quiero ir al mar Caspio.
El mar Caspio ni siquiera es un mar, sino un lago de agua salada situado entre Asia y Europa que algún día debió de ser mar, hasta que se quedó encerrado. Cerquita de ese extraño fenómeno hay un lugar que antes fue una ciudad costera, hasta que el mar se fue, se alejó 30 kilómetros de la orilla y dejó a los barcos de los pescadores abandonados en la antigua playa.
Eso fue hace ya algún tiempo y, ahora, los habitantes de esa poblaciòn empobrecida utilizan las carcasas de madera cascada para hacerse las casas.
También hay un ayuntamiento que sustituye los cristales rotos por periódicos y dos estatuas en la plaza: una es Buda y la otra Lenin, ambas están pintadas y repintadas con absoluta fealdad. Mientras manadas de perros se pasean por la decadencia con total familiridad, como los auténticos dueños del paraje.

...quiero conocer ese lugar