Amor empezó a trabajar con 12 años como ayudante de una costurera en Barcelona, donde se había ido a vivir con dos años desde su Albacete natal. Nunca habla de la guerra, porque dice que bastante mal lo pasó entonces como para recordarlo, pero yo sé que era la única de su familia que seguía trabajando durante los bombardeos y que su madre la recibía llorando al llegar a casa cada día, al ver que seguía viva.
Fue por aquellos tiempos cuando conoció a mi abuelo Lluìs. Él cuenta que Amor se escapaba a leer debajo de un árbol para huir de la violencia, no sé si esto es cierto o fruto de la imaginación romántica de mi abuelo. Lluìs era pintor y usaba su arte sirviendo al bando republicano como cartógrafo. Tras la guerra se quedó en Barcelona, pero no volvió a exponer. Para ganarse la vida, abrió una tienda de decoración en la calle Mallorca en la él se encargaba del diseño de los muebles mientras Amor atendía a los clientes.
Amor tuvo tres hijos, Lluìs, Ana y Jaume. El mayor murió de cáncer hace ya algunos años y eso es algo que ella nunca ha podido superar. Ana es mi tía soltera, la que nos dice que no nos tiene que querer porque seamos su familia, que hay hijos de amigos suyos a los que quiere más porque tiene más trato con ellos; sin embargo se muere de orgullo cuando alguien le dice que nos parecemos. Ahora Ana tiene un novio autraliano de 60 años, que pasa la mitad del año en Gerona, y está aprendiendo inglés.
De Jaume qué os voy a contar, es mi papá, Mohamed Rafiq para los amigos, flaco alto y narigudo.
Amor perdió a su marido y lo asumió como cierto e inevitable. Amor es piscis, como yo, pero es un pez de tierra. Cuando se quedó sola tomó la determinación de no molestar a nadie y se apuntó a un programa del Ayuntament que consiste en colocar a estudiantes en casas de ancianos. El estudiante tiene casa gratis y el anciano compañía (además, ambos reciben un dinerillo).
Más tarde se cansó de lo del estudiante y se unió a otro programa, este de la Cruz Roja, también para ancianos solos. Desde una centralita, cada día la llamaban por la mañana y por la noche para saber cómo andaba, además de llevar un chisme colgado al cuello para poder avisarles si se caía o sifría cualquier otro accidente.
Un día, paseando con su prima, ambas fueron a una residencia muy bonita que les gustaba a preguntar cómo funcionaba lo de mudarse allí. Amor rondaba los 80 años. Les explicaron que la lista de espera era como de 10 años y decidieron apuntarse por si en un futuro se decidían. El día que la llamaron de la residencia, Amor no estaba preparada para dejar su casa, pero no quiso perder la oprotunidad. Recogió toda su vida, alquiló el piso de la calle Mayorca y se marchó a vivir con las monjitas.
Ahora suele ir los domingos a misa, cosa que dejó de hacer el día que un cura le dijo que llevaba una manga demasiado corta para rezar, pero es porque allí todas sus compañera lo hacen y no quiere quedarse sola. Se ríe cuando me cuenta que al cura de la resi le costó mucho eso de llamarle Amor. Habla con una jovialidad impropia de una persona de 93 años y evita opinar sobre la vida de los demás porque no es su estilo.
Yo, de mayor, quiero ser como ella.
Apenas he podido contener las lágrimas durante la conversación. Al colgar se han disparado y me he visto más pequeña, lejana, flaca...ante una mujer tan grande.
7 comments:
Yo me pasaría la vida apoyada en el regazo de mi abuela. Duele mucho pensar en este tipo de cosas.
mil besos enormes.
t.
que grande!!!
un besito enorme niña
Jope, mientras yo hago la colada, tú escribes estas cosas. Qué raro...
jo, q bonito ámina. las abuelas suelen ser figuras super importantes en nuestras vidas
la mía fuma mentolado, lleva christian dior y lee libros más grandes q ella. el día q falte, yo faltaré un poco también
besitos
cuidado en DF por favor
:-)
in the sky
mina me has dejao to flashea por q yo iba a ponerte algo gracioso pa que te rieras y me has puesto los pelos de gallina y ahora te quiero dar el pesame o un chillaico iiiiiiiiiiiiiiiiiii
Que lindo AMOR! un beso niña!
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