02 de noviembre de 2006, Patzcuaro, Michoacán. Hoy es el día de los difuntos y la isla de Janitzio camina adormecida por sus propios callejones. En medio del lago de Patzcuaro, los purepeches buscan su cama tras una larga noche de velar a sus muertos en el frío camposanto. Pero no son esos ojos rasgados los que más evocan el sueño. Cientos de jóvenes reviven dentro y fuera de las tiendas de campaña que aparecen por doquier, intentando recordar lo que hicieron ayer.
La islita siempre es invadida por estas fechas por una jauría adolescente ávida de alcohol y risas, unos cuantos reporteros y otros tantos turistas sin más. La apariencia de macrobotellón se impone con una rotundidad que apenas te deja moverte por las calles. Demasiada gente.
Las familias indígenas se dejan fotografiar con sonrisas y reponden a las preguntas de curiosos y estudiosos, mientras impiden que las velitas de sus seres queridos se apaguen. Dicen que les gusta el turismo, que no les importa que no sean creyentes, que es bueno que venga mucha gente a verlos. Y se esmeran en hacer un altar más bonito cada año.
La noche fue fría y decepcionante, a pesar de lo bonito del paisaje. El día de hoy será más relajado, para seguir visitando altares y probando la comida de cada uno de ellos, la que más le gustaba a los que no ya no están.
2 comments:
Que linda costumbre niña, y que bonito lo has contado.
A veces me late deprisa el corazón porque a veces me da miedo que las cosas no me salgan bien.
Pero es puntual, nada preocupante.
La noche de los difintos por aquí fue una linda borrachera con dos amigas y un novio pero tan distinta a todas mis noches de esta époco...
En fin, besitos y cuidate amore.
sigues viva fló??
Alguna señal de humo
fajñldjkfñlaksdjfañsdjfañsdfj
feaaaa
dior
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