Cuando vayáis a un concierto o en una simple discoteca fijaos en una cosa: las caras de la gente cuando baila o escucha música. Por lo general, casi todo el mundo gesticula durante estas actividades, cada quien a su manera, pero hay pocas caras relajadas.
Las opciones son varias: apretas los labios, moverlos cantando o haciendo como que, mordérselos... pero la más común es sonreír de manera inerte pero cierta.
Sonreír como si les estuvieran haciendo continuamente fotos, algo que sale de manera natural.
Y, si te paras a pensarlo, es estresante, te dan ganas de gritar "¡Queréis hacer el favor de relajar los rostros!!!!", pero tú también lo tienes así, lo demás sería inexpresivo, soso, extraño.
Es el estrés social y puede tener serías consecuencias. Es lógico, imaginaos lo que tiene que suceder en vuestro cuerpot después de horas de minimúsculos contraídos... de ahí derivan multitud de dolores extraños, estoy segura, sean de cabeza, espalda, cuello o rodillas.
Ser feliz pasa factura, sobre todo cuando se es feliz de cara al resto.
Este estrés, además, puede convertirse en patologías más serias que incluyen la paranoia o la manía persecutoria. Es el caso de la gente que termina pensando que siempre hay alguien observándoles, lo que les lleva a adoptar posturas poco naturales (o poses) la mayor parte del día y a sonreír o mover las manos de una forma casi diabólica. Es a lo que se refiere Mía Nosequé, de la serie Rebelde, cuando dice aquello de "qué difísil ser yo"...
Y ya no desvarío más!
Las opciones son varias: apretas los labios, moverlos cantando o haciendo como que, mordérselos... pero la más común es sonreír de manera inerte pero cierta.
Sonreír como si les estuvieran haciendo continuamente fotos, algo que sale de manera natural.
Y, si te paras a pensarlo, es estresante, te dan ganas de gritar "¡Queréis hacer el favor de relajar los rostros!!!!", pero tú también lo tienes así, lo demás sería inexpresivo, soso, extraño.
Es el estrés social y puede tener serías consecuencias. Es lógico, imaginaos lo que tiene que suceder en vuestro cuerpot después de horas de minimúsculos contraídos... de ahí derivan multitud de dolores extraños, estoy segura, sean de cabeza, espalda, cuello o rodillas.
Ser feliz pasa factura, sobre todo cuando se es feliz de cara al resto.
Este estrés, además, puede convertirse en patologías más serias que incluyen la paranoia o la manía persecutoria. Es el caso de la gente que termina pensando que siempre hay alguien observándoles, lo que les lleva a adoptar posturas poco naturales (o poses) la mayor parte del día y a sonreír o mover las manos de una forma casi diabólica. Es a lo que se refiere Mía Nosequé, de la serie Rebelde, cuando dice aquello de "qué difísil ser yo"...
Y ya no desvarío más!
3 comments:
Joe, como se nota que ayer estuvimos de conciertos...
no hay que pensar mucho en esto porque se puede convertir en una auténtica PARANOIA. el otro día en el concierto de ladytron la gente me parecía tan ridicula bailando y gesticulando que incluso hubo un momento en el que yo también dejé de hacerlo por vergüenza, propia ó ajena, eso ya no lo sé. me prometí a mí misma no ir a ningún concierto más sobria. con el alcohol y las drojas eso no pasa, juax.
... no se me ocurre mucho que decir al respecto. a mi me molestan más los brazos que la cara (generalmente desfigurada, practica el libre albedrío)
pero las manos siempre me molestan al bailar con mi ritmo jane fonda. digo mis manos, no las ajenas ;-)
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