La Floresta es un lugar peculiar, sí señor. Un sitio en el que se mezclan los adinerados propietarios de espléndidas casas en el monte a cinco minutos de la siempre cosmopolita Barcelona con jipis, punkies, altermundistas y perroflautas de toda índole, integrantes de movimientos de ocupación que se han hecho con más de un edificio vacío de por aquí. El resultado es curioso y bastante plácido. Sólo hay que visualizar un típico pueblo del campo catalán, con su frío y su olor a leña; calles de piedra en cuesta y tranquilidad... todo esto pega con viejos en manadas y algún que otro jovenzuelo reunido con los de su especie en el parque, la plaza o ambos sitios. Pero están ellos, con sus rastas y sus jerséys de lana gorda, botas de montaña (o no), niños alternativos y perros con poco glamour y mucha simpatía.
Me bejo del tren, tras mi visita diaria a la residencia de mi abuela y encuentro a un marroquí hablando con uno de los seguratas de los ferrocarriles de la Generalitat. Se nota que se conocían de antes. El sujeto le cuenta al del uniforme que vienen de buscar al agresor del tren (todos sabéis a quién me refiero, imposible no saberlo), que vienen de Santa Coloma, de donde han dicho en tv que es el desgraciado.
-Sí, pues ya podéis daros prisa en encontrarlo, porque se va pa el talego- le contesta el de seguridad.
-Si,- dice el morillo- se va pa el talego, menos mal. Pero queremos darle una torta en la cara antes de que lo metan.
Yo seguía andando y me perdí el final de la conversación para meterme en otra. Eran otros tantos, se ve que del mismo grupo, en este caso simples punkis, como los de cualquier plaza. Uno le iba contando a otro, al que acababa de encontrar, que venían de Santa Coloma de buscar "al del tren".
Sí, eran un grupo organizado para linchar al imbécil.
¿Qué es todo esto? En serio, como periodista, hay cosas que me asustan y una de ellas es terminar formando parte de circos como el que se ha montado en los últimos días en torno a las imágenes de la menor ecuatoriana agredida en un tren de los ferrocarriles de la Generalitat.
La primera vez que vi el vídeo en el telediario me quedé casi sin respiración. Es impactante y, desde luego, llega mucho más que cualquier nota escrita al respecto... pero, después de verlo otras diez veces (y eso sin el menos esfuerzo), las imágenes han ido adquiriendo el tono irreal de lo que aparece en la tele, como algo lejano, artificial, no sé.
De todas formas, a mi entender, eso no es lo peor del asunto, ni mucho menos. Hay dos cuestiones básicas:
-Una es el hecho de que se hayan difundido en tv unas imágenes grabadas por cámaras de seguridad de un tren sin ocultar los rostros de las personas que salían en él (a excepción de la chica por ser menor). Esas imágenes fueron recogidas para proteger, nunca para ser difundidas. EL agresor estaba más que identificado por la policía, con lo cual no era necesario enseñar su rostro a toda españa, por muy hijoputa que sea; y menos aún, el del tercero en discordia, el testigo que apenas se atreve a respirar ante la agresión.
-El otro es el la manera en la que los medios de comunicación han asumido el protagonismo en el asunto estableciendo un juicio paralelo al legal en el que han puesto un micrófono en la boca del joven violento para que se explicara.
Como resultado, los implicados ya no son personas sino personajes, cuando lo que pasó no tiene nada de televisivo. Ella es la víctima, siempre lo fue, pero ahora tiene a un enjambre de cámaras y micrófonos que la persigue mientras en su casa, me imagino, el teléfono nunca deja de sonar. No creo que a nadie le haga gracia ser el centro de atención en estas circunstancias, menos si añadimos a todo lo anterior el hecho de que la chica no deja de ser una inmigrante que se ha tenido que enfrentar a una actitud violenta y racista, que, por desgracia, no es un caso aislado en nuestro país. Jóvenes como el famoso Sergi pasean por cualquier calle y todos lo sabemos. Son descerebrados, es cierto, e, igual que mi grupete extraño de la estación de tren había ido en busca del agresor para tomarse la justicia por su mano, los imbéciles del otro extremo pueden reaccionar de la misma manera o peor.
El papel de los medios de comunicación en este asunto debería haberse limitado a dar la información y, ok, usar las imágenes como forma de convulsión. Pero el resto es responsabilidad del la justicia y será el sistema judicial quien deba resolverlo mediante los cauces establecidos.
Ni el joven argentino testigo tiene que soportar que salga su cara en el tv cada hora (y que sus conocidos opinen bien o mal sobre su actuación); ni el cabrón de 21 años tiene que, a pesar de todo, tiene por qué enfrentarse a ninguna brigada vecinal...
Hubiera bastado con informar del proceso.
4 comments:
ayer hablaba con la Conchi sobre lo mismitico...
Sabés, no entienod por qué nos tiran información con la que no podemos hacer nada; es decir, ¿qué puedo yo hacer al ver las imagenes? ¿qué puedo yo hacer cuando veo a unos encapuchados robar una joyería?... Me refiero a que no todas las noticias tienen que ir acompañadas por imagenes (por no hablar de la legitimidad de utilizar las de una cámara de seguridad que sirven y son instaladas únicamente para que la poli pueda identificar a alguien como este desgracia...)
Pero mina, yo he escuchao lo contrario, gente que ni sabía que era una cuestión racista; "pa que le dan tanta importancia a la agresión de un borracho?" ¿¿¿QUÉ???
fuuuu, por no hablar de el "efecto llamada" (mundialmente conocido por médicos, psicólogos y asistentes sociales cuándo en televisión sale otro caso de malos tratos o algún suicida) una colega escuchó ayer en el bús que sube al albayzin como un gilipollas le decía a una gitama mayor y llena de bolsas -"quieres echarte pa un lao"- "pero si no me puedo menear"- "No, si al final voy a tener que darle una ostia..."
fuuu
Perdón por enrrollarme tanto.
No entiendo nada.
Besitos
En fin, que las imágenes aparezcan en televisión no ha sido del todo infructuoso, en el sentido de que el impacto de las mismas ha puesto sobre la mesa un debate importante: el de la violencia y el racismo. O eso opino yo.
Pero tb me parece que se está violando el derecho a la intimidad de las personas que aparecen en el vídeo, porque no vivimos en Gran Hermano (por el momento) y, sea quien sea, hasta el que da la famosa patada, tienen derechos que se deben respetar, más allá de lo que haya hecho. Igual que tiene derecho a un juicio (y no a 20).
Hubiera bastado con que borraran las caras.
Lo de la gitana, en fin... no sé si será el efecto llamada o es que tu amiga no se había fijado antes. El día a día, por desgracia está lleno de situaciones violentas (racistas o no).
Pan y circo, eso es lo que siempre ha querido el público. Y cuando la gente pide a gritos espectáculo mediático y no hay responsabilidad por parte de las cadenas, porque el trabajo lo hacen personas sin moral, sin idea de la repercusión de sus decisiones o cualquiera de los cretinos de a pie de nuestra facultad, éste es el resultado.
Pero a día de hoy estamos es un punto de 'todo vale': teorías conspiratorias, desacreditar al prógimo sin pruebas (y con más ganas si encima el otro es del Gobierno)y crear más y más polémica por todo. Poco pan y pésimo circo, que decía Def con Dos.
Besín
" Pan y circo, eso es lo que siempre ha querido el público. Y cuando la gente pide a gritos espectáculo mediático y no hay responsabilidad por parte de las cadenas, porque el trabajo lo hacen personas sin moral, sin idea de la repercusión de sus decisiones o cualquiera de los cretinos de a pie de nuestra facultad, éste es el resultado", Irene lo ha dicho tal y como yo lo pienso. No he visto las imágenes (ya sabes mi relación con la TV, y aquí peor), pero por lo que cuentas es una vez más en ña que los medios meten la pata hasta al fondo, claro que deberían haber mantenido en el anonimato los rostros.
En fin, así estamos...
Oye, lee el blog de Ana, es muy interesante tb :)
http://heroinadeloperiferico.blogspot.com/
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