Lo de las ciudades planas me fascina. Ser'a porque vengo de una ciudad (y un barrio) en el que las cuestas son el pan de cada d'ia. Y lo que m'as me gusta de la planicie es la posibilidad de moverme en bicicleta. El tr'afico en Cracovia es bastante ca'otico, con coches a los que les gusta correr y avenidas anchas en las que se mezclan conductores temerarios con tranv'ias y en los que los pasos de peatones son anecd'oticos. Pero hoy nos hemos atrevido hemos alquilado unas bicis. Bueno, para ser sinceras, s'olo hemos pasado por el centro para sacarlas de la tienda, porque nos hemos dedicado a los alrededores, fuera del casco antiguo.
En la orilla del V'istula hay un corredor verde (pero de los de verdad), con un gran paseo para peatones y bicicletas por el que es un placer pedalear. Siguiendo el r'io hemos llegado a la altura del gueto alem'an, el que se cre'o durante la ocupaci'on nazi como extensi'on del gueto tradicional polaco, para acoger a los miles de jud'ios exiliados de Alemania y tra'idos de otras zonas. Cracovia era el paso previo a Auswicht y el campo de exterminio de Birkenau All'i est'a asentada la f'abrica de Oscar Schidler, el empresario alem'an que salv'o a miles de personas de morir en los campos contrat'andolos para trabajar en su planta, tal y como se cuenta en la famosa pel'icula de Spielberg (rodada en Cracovia). He de decir que la visita a la f'abrica es un poco decepcionante porque no tiene nada que ver, tan s'olo una sala en la que se cuenta la historia y una proyecci'on que ni siquiera se escucha bien. Pero existe un proyecto para crear all'i un museo sobre el tiempo de la ocupaci'on nazi en la ciudad que tiene buena pinta. Para la pr'oxima visita igual ya est'a terminado.
Luego hemos ido a pedalear a la zona de Kapelanka, antiguo asentamiento de las tropas austriacas durante la Segunda Guerra Mundial y que hoy es un 'area de campo salpicada de casas, donde est'an algunas de las aulas de Bellas Artes y por donde pasear es un lujo. Subiendo una colina agreste hemos llegado a una mina de hierro en desuso donde se ha formado un lago de aguas celestes en el que se puede practicar submarinismo. Desde esta colina, adem'as, se puede disfrutar de una vista inmejorable de Cracovia y su castillo en un lugar tranquilo por el que, he de decir, s'olo he visto pasear a alg'un que otro polaco, pero a ning'un turista, lo que se agradece de vez en cuando el lugares tan visitados como esta ciudad.
En total hemos tardado unas cuatro horas, tras las que nos hemos metido una buena comida polaca, con pieroggi (empanadillas), sopa, costillas de cerdo y cerveza. Mmmmmmmm.
Y ahora a por m'as cerveza. Dejo pendiente una entrada con una selecci'on de bares y restaurantes. Aqu'i son impresionantes.
En la orilla del V'istula hay un corredor verde (pero de los de verdad), con un gran paseo para peatones y bicicletas por el que es un placer pedalear. Siguiendo el r'io hemos llegado a la altura del gueto alem'an, el que se cre'o durante la ocupaci'on nazi como extensi'on del gueto tradicional polaco, para acoger a los miles de jud'ios exiliados de Alemania y tra'idos de otras zonas. Cracovia era el paso previo a Auswicht y el campo de exterminio de Birkenau All'i est'a asentada la f'abrica de Oscar Schidler, el empresario alem'an que salv'o a miles de personas de morir en los campos contrat'andolos para trabajar en su planta, tal y como se cuenta en la famosa pel'icula de Spielberg (rodada en Cracovia). He de decir que la visita a la f'abrica es un poco decepcionante porque no tiene nada que ver, tan s'olo una sala en la que se cuenta la historia y una proyecci'on que ni siquiera se escucha bien. Pero existe un proyecto para crear all'i un museo sobre el tiempo de la ocupaci'on nazi en la ciudad que tiene buena pinta. Para la pr'oxima visita igual ya est'a terminado.
Luego hemos ido a pedalear a la zona de Kapelanka, antiguo asentamiento de las tropas austriacas durante la Segunda Guerra Mundial y que hoy es un 'area de campo salpicada de casas, donde est'an algunas de las aulas de Bellas Artes y por donde pasear es un lujo. Subiendo una colina agreste hemos llegado a una mina de hierro en desuso donde se ha formado un lago de aguas celestes en el que se puede practicar submarinismo. Desde esta colina, adem'as, se puede disfrutar de una vista inmejorable de Cracovia y su castillo en un lugar tranquilo por el que, he de decir, s'olo he visto pasear a alg'un que otro polaco, pero a ning'un turista, lo que se agradece de vez en cuando el lugares tan visitados como esta ciudad.
En total hemos tardado unas cuatro horas, tras las que nos hemos metido una buena comida polaca, con pieroggi (empanadillas), sopa, costillas de cerdo y cerveza. Mmmmmmmm.
Y ahora a por m'as cerveza. Dejo pendiente una entrada con una selecci'on de bares y restaurantes. Aqu'i son impresionantes.
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