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12.12.06

Cuando abras los ojos, estaré lejos de aquí...

1 de enero de 2006: Despierta para darse cuenta de que está en el sofá de casa de su amiga y que no conoce al chico que duerme en el sillón de enfrente. Se levanta y busca un lugar más cómodo en el que terminar su sueño de fin de año. Acaba levantándose ya tarde, aunque no ha llegado a oscurecer.
El Metro está lleno de gente que no parece haber salido la noche anterior. Ella lleva las medias rotas y no es la chica del pelo color cebada, sino de cabellos negros y sin sentido, como el vestido con olor a humo que le hace sentirse tan fuera de lugar y de hora.
Su casa está vacía y oscura. Ella enciende las luces previendo la soledad, escuchándola llegar como suele hacerlo en los anocheceres prematuros de invierno. No le gusta lo que siente en ese comienzo de año. Tiene miedo del agua de la ducha; tiene sueño y pánico de desvelarse.
Una llamada de teléfono; dos viejos amigos. Nada como los viejos amigos para compartir el silencio, para romper ese murmullo que se perfila como ansiedad.
Y se pierde en las pupilas dilatadas de aquéllos dos, en la negrura de su felicidad química, de su fiesta a destiempo... alguien le está dando la oportunidad de un nuevo comienzo de año bajo la luz anaranjada de una lámpara de mesa. Esos viejos amigos son químicamente felices y quieren compartirlo con ella. Se deja abrazar, aunque siga estando oscuro, ¿por qué no amanecerá según las necesidades?
Ella se enrosca en el cariño como un gato, mirando una escena a la que no pertenece del todo sin que eso le siente mal, viendo a esas personas a quien quiere y que le quieren. Besa con cariño. Ese cariño es fotografiado: cariño a tres.
Casi un año después, el naranja de la instantánea le trae conrtadictorios recuerdos. Ese beso le huele a despedida, como la de una madre que se va a trabajar; como la de alguien que se va mientras duermes y que te promete volver.
"Cuando despiertes ya estaré lejos de aquí... pero volveré", algo así diría esa madre. Algo así es la realidad. Está lejos de ahí, pero quiere volver, sin fecha, sin promesa... es sólo un deseo ¿vale más un juramento que el deseo?
Mira atrás y ve muchos kilómetros. Ve Madrid, Granada, París, Berlín, Londres, México. ¿Cómo ha podido caber todo eso en un año?
Parece que ya no es capaz de parar y lo mejor es que no necesita pretextos para seguir, que no tiene objetivos, ¿lo mejor? Quién sabe. Tanto adios empieza a oler a huida, y de los olores no se puede escapar, como el humo en su vestido de Nochevieja; como cualquier humo del día después.
Y ahora Cuba...

5.12.06

Lo mejor de los sueños ( o nírico o nada III)

Lo mejor de los sueño, sin duda alguna, es que no son realidad, pero tú los vives hasta que despiertas. Son momentos que con los años llegas a comprender, pudiéndolos controlar en ocasiones, lo que resulta muy divertido.
La verdad es que se trata de algo que me ocurre de un tiempo a esta parte, quizás desde hace tres o cuatro años, no sé decirlo con exactitud. El caso es que cuando estoy en plena actividad onírica, sin un motivo concreto, me doy cuenta de que estoy soñando... entonces pienso que nada es real, pero que lo voy a vivir como si lo fuera, que puedo vivir lo que quiera sin tener que pensar en las consecuencias, porque todo se desvanece al despertar.
Y puedo besar sin más al chico que tengo a mi lado, o al que no tengo, pero hago aparecer.
O dejar de sufrir en una situación que no me gusta.
O decidir que quiero volar. Porque nunca antes he soñado que volaba. Lo pienso, me hago ligera y siento el roce del aire en mi piel. Despacio, muy despacio... sin miedo, en el caso de que salga mal, siempre me despierto antes de caer.
Abro los ojos y soy un poco más poderosa, ahora sé que puedo volar y besar a quien quiera.
Porque, ¿todo se desvanece al despertar?

3.12.06

Va por épocas (o nírico o nada II)

Hubo un tiempo, cuando vivía en Turín (Torino) en que cada noche me tenía que enfrentar alguien por una situación que consideraba injusta. Lo peor es que no siempre me concernían directamente, sino que podía ser cualquier cosa: desde un hombre que le dijera algo a una chica por la calle, hasta una persona que no respetara las diferencias culturales de los inmigrantes... increíble! Esos días me depertaba agotadísima, imaginaos, muchas veces llegaba a las manos, era una tensión constante.
Otra época, coincidiendo con mi última etapa en Madrid y parte del verano pasado, me dio por soñar con niños, con recién nacido que eran hijos míos y a los que no sabía cuidar. Por ejemplo, soñaba que tenía un puñao de críos con un chico y que no les hacía ni puto caso, entonces mi madre me decía que no podía ser así, que tenía que hacerme cargo de las criaturas, pero yo le contestaba: "Que no pasa nada, mamá, si es un sueño!", ya ves. Otra noche, lo que hacía era irme de marcha nada más parir y, ya por la mañana y superpedo, pensaba "igual la niña (o niño, no me acuerdo) necesita comer algo"... o tenía un bebé en brazos que se me caía todo el rato, golpeándose en la cabeza, y yo no sabía cómo cogerlo para que se dejara de caer.
Es extraño, porque son sueños relacionados, pero nunca he tenido uno recurrente, de esos que se te repiten a lo largo de tu vida...
¿Vosotros?

23.11.06

La ciencia del sueño (o nírico o nada I)

Hoy un niño ciego se ha sentado en el asiento de mi lado en el camión. Jugaba con los sonidos que provocaba su pie en los distintos materiales del bus mientras le contaba a su madre que había soñado que era rico y que se le salían los dientes. Ella interpretó entre risas que su hijo quería hacer negocio con el raton Pérez. Yo, por mi parte, me perdí en una pregunta...
¿Cómo sueñan los ciegos?
Entonces me acordé de un ex amante (uy, qué sofisticado queda eso!), ese que me susurraba que soñaba con mi olor... y yo le respondía que eso no era posible, siempre tan escéptica, por si acaso.
Ayer estuve un rato sumergida en una historia sobre sueños y realidad, con Michel Gondry y Gael García Bernal; entre inglés, español y francés... recomiendo la compañía y doy comienzo a un ciclo de posts sobre lo más curioso de mi no vida (esa que sólo se sueña).
Por el momento, ahí quedan un par de preguntas.

22.11.06

Every day is like Sunday... destripemos el concepto 'domingo'


Mmm... me levanto ¿qué tenía que hacer? Algo. Siempre hay algo que hacer, pero nunca es inmedito. Como un domingo.
Siendo un poco burda, los domingos me tocan los huevos (jaja). En serio, nunca fue mi día favorito. Será porque lo suelo pasar de resaca, que lo suprimo semana tras semana por salud mental y emocional... ¿Soy la única que no soporta los paseos domingueros? ¿as familias y las parejas? ¿Los cines abarrotados como en días de lluvia? ¿Las reposiciones de Noches de Fiesta en televisión?
No.
El domingo Dios decidió descansar y nos jodió a todos el invento (¿he dicho Dios y jodió en la misma frase?). Me deprimo muchísimo en esos días vacíos, me hacen sentir supersola. El domingo pasado dije algo a un amigo, algo así como "no me gustan los domingos porque son para familias o parejas y yo, ni tengo familia, ni tengo pareja"... y sentí que esto era algo viejo en mí; que llevo muchos años sola.
Llevo mucho tiempo sola.
Llevo mucho tiempo sola.
Llevo mucho tiempo sola y creo que ya no me quedan excusas para no aceptar que soy mayor.
Que dejé a mi madre y hermanas con 18 años.
Que mi padre me dejó cuando tenía 8 y mi hermano algun tiempo después.
Que todos me quieren, pero están lejos. Que lejos es una palabra en la que caben muchos kilómetros y ausencias.
Que nunca he creído en la pareja ni la he querido.
Porque camino siempre sola a pesar de los besos y el cariño que recibo. Que cualquier día se puede convertir en domingo si al despertar tienes tiempo de ir a comprar el periódico y de desayunar leyéndolo tranquilamente; si puedes despertarte de resaca y reunir a unos amigos casi tan solitarios como tú para cantar alrededor de una guitarra las mismas canciones de siempre.
Aquí tengo una guitarra (que no es mía), pero me faltan los amigos que se dejen despertar por una que aún anda mediopedo y alguna canción nueva... (¿alguien se atreve a adivinar la canción que estoy tocando?)

21.11.06

¿Qué decir?

Semana extraña la pasada, como l a mayoría de mis días aquí.
Llego del DF sin haber sido violada ni robada, ni siquierahe sentido la amenaza de unos ojos raros. Concierto de Morrisey. Cuántas ganas tenía de verlo y que cortito se me hizo. El miércoles llega visita y yo tengo que trabajar. A ver si busco un hueco para escribir el reportaje.
No hay huecos.
Se solapan presencias y faltas. Fiesta electropop con las Supremas de Móstoles incluidas. Yo esperando respuesta desde España, quiero trabajo, quiero trabajo!! (pero no quiero trabajar).
Sigo adelgazando en mi hamalgama de viajes y ausencias. Nervios.
Fin de semana, Congreso Nacional sobre Indigenismo. Otra realidad. La que raramente se materializa en los medios. Gente que vive de la tierra y lucha por ella. Rostros cubiertos con pasamontañas para ampliar voces que ni siquiera hablan del todo el español. Mis tacones nuevos carecen de sentido ante tanta piedra. Contradicción otra vez. ¿A qué me agarro? ¿Qué mundo escojo?
Superficialidad.
Miedo a lo que quiero ser.
Solamente me apetece estar sola. Y escribir. Y leer.
Y volver a tener 16 años o pasar directamente a los 30.
Nadie dijo que fuera fácil (y sin embargo lo es).
Y yo cada vez más flaca.

16.11.06

Conversaciones pendientes

Hoy me gustaría adentrarme en el maravilloso y enigmático mundo de las conversaciones pendientes. Todos las tenemos y acumulamos de forma natural, unas veces con más facilidad que otras, y allí se quedan, para siempre...
Las conversaciones pendientes casi suelen comenzar con un ¿por qué? Quizás sea nuestra curiosidad infantil que reaparece de otra manera una vez pasada la edad de las preguntas.
¿Qué pensáis? ¿Qué queréis saber?

15.11.06

Entre el 10 y el 15 de noviembre

Llevo algunos días de retraso en cuanto a notas mentales. Pensando en escribir sin hacerlo. Queriendo dejar un mensaje bonito a un par de buenos amigos. Preguntándome por qué nacieron justo el mismo día dos personas tan distintas y tan ligadas a mí.
El 10 de noviembre debió de ser un gran día en años distintos. Primero Luis y luego Alicia. Mi Luis; mi Alicia.
Luis, que se acabaría convirtiendo en la persona con la que he compartido la relación más sincera de mi corta vida, la confianza pura, inocente, que persiste a través de los años y los kilómetros. Porque él es de ésos que nunca retiran el cariño una vez que han decidido dártelo, ése que te hace sentirte especial en lo cotidiano, porque sí.
Y ya ha alcanzado el cuarto de siglo.
Alicia, 'la que siempre está lejos', ¿o soy yo?. Fuimos juntas al colegio, nos separamos en el instituto, pero nunca del todo. Yo me fui a Madrid y ella a Múnich. Convivimos un año en la capital y regresó a Granada. Yo a Turín, luego, ella a Berlín. Vuelta a Granada y a mí me da por cruzar el charco... y nunca nos dejamos. Porque nació un 10 de noviembre. Con sus preciosos ojos verdes y sus palabras cariñosas, de esas que a mí tanto me cuestan.
Ayer estuve en el concierto de Morrisey. Cuántos años esperando ese momento, que me supo a poco, a corto. Recordando las tardes en el Häga, esa tetería de Lavapiés en la que trabajaba en segundo, donde devoraba los cassetes del de Manchester y esperaba el milagro de un cliente libro en mano. Eso es para mí el cantante de The Smiths: tranquilidad de pies fríos, trajes de segunda mano y tés acompañados de tarta; baños con azulejos de colores y lámparas construidas con objetos cotidianos. Ese fue el año en Madrid que Ali y yo compartimos. Pero al concierto le faltaron muchas canciones. Igual que a nosotras nos faltaron muchos momentos que dejamos de tener.
Después fui a tomar unas chelas (cervezas) a un tal Red Pub y sonó más Morrisey mientras se colaba una canción de los Pixies, Where is my mind, entonces me acordé de Luis. Siempre me acuerdo de él con esa canción, porque él me la regaló, como tantas otras, y tiene el don de sonar en cualquier parte para hacerme sonreír...
Definitivamente, el 10 de noviembre debió de ser un gran día.

7.11.06

Amor, Amor, Amor...

Acabo de hablar con mi abuelita. Tiene 93 años y una vértebra rota. La llamamos Amor; se llama Amor, y todos los días desde que yo la recuerdo ha salido a pasear, por miedo a perder la capacidad de andar, por temor a condenarse a la vejez más triste hasta el fin de sus días. Ahora no le queda otra más que estar sentada y, además, le duele.
Amor empezó a trabajar con 12 años como ayudante de una costurera en Barcelona, donde se había ido a vivir con dos años desde su Albacete natal. Nunca habla de la guerra, porque dice que bastante mal lo pasó entonces como para recordarlo, pero yo sé que era la única de su familia que seguía trabajando durante los bombardeos y que su madre la recibía llorando al llegar a casa cada día, al ver que seguía viva.
Fue por aquellos tiempos cuando conoció a mi abuelo Lluìs. Él cuenta que Amor se escapaba a leer debajo de un árbol para huir de la violencia, no sé si esto es cierto o fruto de la imaginación romántica de mi abuelo. Lluìs era pintor y usaba su arte sirviendo al bando republicano como cartógrafo. Tras la guerra se quedó en Barcelona, pero no volvió a exponer. Para ganarse la vida, abrió una tienda de decoración en la calle Mallorca en la él se encargaba del diseño de los muebles mientras Amor atendía a los clientes.
Amor tuvo tres hijos, Lluìs, Ana y Jaume. El mayor murió de cáncer hace ya algunos años y eso es algo que ella nunca ha podido superar. Ana es mi tía soltera, la que nos dice que no nos tiene que querer porque seamos su familia, que hay hijos de amigos suyos a los que quiere más porque tiene más trato con ellos; sin embargo se muere de orgullo cuando alguien le dice que nos parecemos. Ahora Ana tiene un novio autraliano de 60 años, que pasa la mitad del año en Gerona, y está aprendiendo inglés.
De Jaume qué os voy a contar, es mi papá, Mohamed Rafiq para los amigos, flaco alto y narigudo.
Amor perdió a su marido y lo asumió como cierto e inevitable. Amor es piscis, como yo, pero es un pez de tierra. Cuando se quedó sola tomó la determinación de no molestar a nadie y se apuntó a un programa del Ayuntament que consiste en colocar a estudiantes en casas de ancianos. El estudiante tiene casa gratis y el anciano compañía (además, ambos reciben un dinerillo).
Más tarde se cansó de lo del estudiante y se unió a otro programa, este de la Cruz Roja, también para ancianos solos. Desde una centralita, cada día la llamaban por la mañana y por la noche para saber cómo andaba, además de llevar un chisme colgado al cuello para poder avisarles si se caía o sifría cualquier otro accidente.
Un día, paseando con su prima, ambas fueron a una residencia muy bonita que les gustaba a preguntar cómo funcionaba lo de mudarse allí. Amor rondaba los 80 años. Les explicaron que la lista de espera era como de 10 años y decidieron apuntarse por si en un futuro se decidían. El día que la llamaron de la residencia, Amor no estaba preparada para dejar su casa, pero no quiso perder la oprotunidad. Recogió toda su vida, alquiló el piso de la calle Mayorca y se marchó a vivir con las monjitas.
Ahora suele ir los domingos a misa, cosa que dejó de hacer el día que un cura le dijo que llevaba una manga demasiado corta para rezar, pero es porque allí todas sus compañera lo hacen y no quiere quedarse sola. Se ríe cuando me cuenta que al cura de la resi le costó mucho eso de llamarle Amor. Habla con una jovialidad impropia de una persona de 93 años y evita opinar sobre la vida de los demás porque no es su estilo.
Yo, de mayor, quiero ser como ella.
Apenas he podido contener las lágrimas durante la conversación. Al colgar se han disparado y me he visto más pequeña, lejana, flaca...ante una mujer tan grande.

6.11.06

Se quería comer el mundo de una sola mordida

Es propio de los animales el jugar, el hacer como que, pero no en serio. Y en esos juegos nadie debería hacerse daño, ni heridas; nadie debría llorar de veras.
Tampoco la vida debería doler.
No es justo que las las ganas de correr se traduzcan en tropezones, que la energía se convierta en miedo de forma arbitraria.
Todos tenemos derecho a equivocarnos, a jugar, a probar y echarnos para atrás si fuera el caso. Pero no existe el derecho a doler.
Y la vida lo hace aveces, sin tener por qué.

2.11.06

Catrina no encuentra su lugar

02 de noviembre de 2006, Patzcuaro, Michoacán. Hoy es el día de los difuntos y la isla de Janitzio camina adormecida por sus propios callejones. En medio del lago de Patzcuaro, los purepeches buscan su cama tras una larga noche de velar a sus muertos en el frío camposanto. Pero no son esos ojos rasgados los que más evocan el sueño. Cientos de jóvenes reviven dentro y fuera de las tiendas de campaña que aparecen por doquier, intentando recordar lo que hicieron ayer.
La islita siempre es invadida por estas fechas por una jauría adolescente ávida de alcohol y risas, unos cuantos reporteros y otros tantos turistas sin más. La apariencia de macrobotellón se impone con una rotundidad que apenas te deja moverte por las calles. Demasiada gente.
Las familias indígenas se dejan fotografiar con sonrisas y reponden a las preguntas de curiosos y estudiosos, mientras impiden que las velitas de sus seres queridos se apaguen. Dicen que les gusta el turismo, que no les importa que no sean creyentes, que es bueno que venga mucha gente a verlos. Y se esmeran en hacer un altar más bonito cada año.
La noche fue fría y decepcionante, a pesar de lo bonito del paisaje. El día de hoy será más relajado, para seguir visitando altares y probando la comida de cada uno de ellos, la que más le gustaba a los que no ya no están.

24.10.06

Surrealismo en ayunas: Rafa Márquez, La Habitación Roja y el Estatut...

Sé que el título es un poco extraño, pero os juro que tiene sentido, o eso me ha parecido a mí, aún medio dormida, tras leer la entrevista al jugador de fútbol que publicaba una revista mexicana "alternativa".
Y es que el periodista arrancaba ni más ni menos que mentando al grupo valenciano y a su canción Nunca ganaremos el Mundial dirigida a la 'Furia Roja' (no puedo evitar acordarme de Dani Seine y sus fotos en El País Semanal). Imaginaos mi sorpresa ante tal comienzo. Pero la cosa no se queda ahí porque, aprovechando que Rafa juega ahora en la Liga española en las filas del Barcelona, al intrépido reportero no se le ocurre otra cosa que preguntarle por su opinión sobre el Estatuto de Cataluña...noooooooooooooooooooo! El Estatut no!! Me niego! Estoy en México, por el amor de Dios! Además, ya hay que tener mala leche para hacerle una pregunta así a un futbolista. El único que puede opiniar sobre temas patrios es Raúl, (ja, ja) y si es en El Marca, mejor que mejor, todo queda en casita...
La verdad es que el pobre no ha sabido salir muy bien parado de la pregunta, pero no se lo tendremos en cuenta, lo ha hecho mejor que muchos políticos. No os la transcribo porque no la tengo aquí y no quiero cagarla, que soy periodista, joder!
Era sólo un momento surrealista de antes del desayuno.

23.10.06

CÓPULA O UNIÓN

hace más de 15 minutos que espera. Un cigarro se consume distraído en su mano derecha mientras con la izquierda mueve el azúcar de un café que ya está casi frío.
El llega con la sonrisa encantadora, la de quien sabe que hace más de 15 minutos que le esperan. La besa levemente en la comisura de los labios antes de que ella salude, como dice la canción de Mecano, sin mucho afán.
-Estás muy guapa
Entonces ella piensa en que no es lo mismo ser que estar, ahora se acuerda de Alejandro Sanz ¿Por qué son las canciones horteras las primeras que le vienen a la cabeza?
ser guapa
estar guapa
parecer guapa
resultar guapa
Ser, estar, parecer, resultar. Le gustan los verbos copulativos porque le gustan los matices.
Él desliza la mano por debajo de su jersey a la vez que le cuenta algo que hace rato que no escucha. Ella siente el roce de sus dedos sobre su espalda desnuda y le apetece terriblemente que aquello no pare; que dejen el café terminándose de enfriar y escapen. Se pregunta qué pasaría si se fueran ahora a casa; qué haría con ese hombre: follar o hacer el amor, disfrutarse o completarse...
Paga el café y salen del local. Después de todo, ¿a quién le importan los matices?.

22.10.06

Errores de cálculo

Siempre había pensado que no se me daban mal las matemáticas, sin embargo escogí las letras, tan inexactas, tan ambiguas... entonces, por qué me empeño en que las cosas salgan como yo espero? Por qué me cuestan tanto los "contratiempos"? Por qué echo de menos a alguien a quien yo decidí abandonar? Por qué siempre me acabo equivocando?
Y lo peor es que seguirá siendo así, por los días de los días, y los años
Tan segura, tan errada; tan pequeña en los brazos de quien me sabe abrazar, tan grande para los que sólo me miran.
Vuelve a ser domingo de caricias, sin caricias

13.10.06

La casa número 13

Una casa nueva es un lienzo en blanco, un espacio vacío en el que proyectarte. Empezar otra vida en otro país es cualquier cosa, que acaba siendo lo mismo... planes
planes
y yo planeo sobre todo, sin mojarme, sin ensuciarme, soñando porque me da pereza vivir, escogiendo la irrealidad cercana.
He habitado un total de 13 casas, si no cuento con las viviendas paralelas de mi padre y los huquecitos que dejaba para mí, es decir, 13 cuartos(algunos de ellos compartidos); 13 espacios en los que siempre acabo por sentirme a gusto y marcharme.
Detrás de nuevos principios, de inicios, de otros mundos menos mundanos en los que seguir creyendo en mi inmunidad.
Pero ni soy tan inmune ni los vacíos son tan asépticos. También los lienzos tienen medida, están limitados; como los lugares tienen problemas... no soy supersticiosa, pero la casa número 13 me está costando un poco más; lo que antes era grande y luminoso ahora me desborda y empequeñece.
Quizás debería plantearme el aterrizar, el llenar mis huecos con actitud casi definitiva, achicar mis horizontes, creer en algo hasta tocarlo y empezar de verdad.

13.9.06

Mi niña miedo

Hoy he vuelto a despertar envuelta en surrealismo tras un sueño cargado de celebrities de la talla de Florentino Fernández, Inma Del Moral, Sara Montiel, Lina Morgan, Bienvenida Pérez y George Lucas. No me preguntéis la relación porque ni conozco la respuesta ni quiero conocerla (puede ser material muy chungo de psicoanálisis).
Pero en todo este embrollo de gente de la farándula y la farandulilla, estaba él.
Así es, he soñado con Yann Tiersen, con su barriguilla y todo. Tímido y acompañado por su novia (nada del otro mundo, por cierto). Y yo quería hablar con él, pero no me atrevía, así que al final fue él el se acercó a mi (que para eso era mi sueño), para ofrecerme los restos de su comida (qué bonito), ya que tenía que empezar con una función que hacía con niños.
Allí estaba yo, sentada, frente a una jaula en la que dos zagales se removían mientras Yann narraba en español y con acento francés una historia que parecía improvisar, a mi espalda, cada vez más cerca. Hasta que alcanzó mi silla en primera fila y me abrazó, y me habló muy cerca del oído...
-Vamos, Ámina, vamos, vamos, vamos... Tú eras mi niña miedo.
En ese momento comprendí que era un sueño y desperté más o menos, sin hacelo del todo. Estuve como atrapada hasta que conseguí abrir los ojos. Y me dolía un poco el pecho, pero nada más. Una sensación extraña...
¿Qué coño es una niña miedo?

24.5.06

qué pasaría?

Qué le puede pasar a un hombre de ciencias que vive por y para los impulsos? Y a una mujer que pierde el control sobre lo que es o debiera ser?
Qué piensa el que no encuentra más opiciones? Y lo más importante, el que encuentra más de las necesarias? Qué nos pasaría si... o si no?
Juguemos un poco al modo en el que la realidad es la que sonemos; a las viviendas vacías; al muerto que puede volver a nacer (quizás esto último sea un poco macabro). Juguemos, simplemente, a fabricar las piezas perfectas para esos vacíos, sin contornos ya dados, que cambie el molde una vez que hayamos decidido la forma.

17.4.06

inicio: ella se levanta

imaginemos un mundo lleno de agujeros. No exactamente como un colador, sino algo más irregular. Se trata de un planeta lleno de huecos, de ausencias y defectos; de un puzle al que le faltan muchas piezas
EL PUNTO DE PARTIDA DE LA HISTORIA SON todas las historias que no conocemos, los vacíos que nos invitan a rellenarlos. Personajes, relaciones, causas, efectos, palabras, gestos. Nexos, nexos, nexos, nexos, puntos de encuentro olvidados, por comprender

AHORA ELLA SE LEVANTA. Tiene marcas de sábanas en la cara y el ojo izquierdo un poco más cerrado que el derecho. Mira el despertador. ¡Qué cojones pasa! ¿Por qué su padre no le ha levantado? Sólo un rato después se le ocurre la posibilidad de preocuparse.
Tiene 17 años y una melena color cebada, larga y maltrecha por las horas
de sueño.